Ineabelle Díaz Santana: la mujer que abrió camino en el taekwondo puertorriqueño a golpe de perseverancia
Por: Jimmy Martínez Pou
| Ineabelle Díaz Santana, ex atleta olímpica y actual profesora y directora de IDS TAEKWONDO ACADEMY. Jimmy Martínez/The SpotLight |
Cuando Ineabelle Díaz Santana entró por primera vez a un dojang, pocos sabían siquiera pronunciar la palabra "taekwondo". Era una joven con determinación en los ojos y un sueño que parecía demasiado grande para una isla donde ese deporte apenas existía. Años después, su nombre se escribiría con respeto en la historia del olimpismo puertorriqueño. Contra todo pronóstico, rompió barreras, conquistó podios y alzó la voz donde muchos preferían el silencio. Esta es la historia de una pionera que convirtió los golpes en fuerza y el dolor en legado.
Desde su academia en Dorado, donde entrena a las nuevas generaciones, Ineabelle recuerda con claridad los inicios de su carrera y los momentos que definieron su trayectoria dentro y fuera del combate.
Fragmento de la Entrevista:
¿Cómo fue que descubriste el taekwondo y qué te motivó a practicarlo por primera vez?
Inicié en el taekwondo a los 9 años gracias a mis padres, que me motivaron a practicar este deporte, ya que mi hermana había comenzado primero. Mis papás, por razones de defensa personal, me pidieron que lo probara, y fue como amor a primera vista.
Cuando comenzaste tu carrera, ¿imaginaste llegar tan lejos y representar a Puerto Rico en los Juegos Olímpicos?
Cuando comencé mi carrera realmente no me imaginé llegar tan lejos, pero ya cuando entré a la selección a los 15 años fui estableciendo metas y comencé a visualizarme llegando mucho más lejos.
A lo largo de tu carrera acumulaste muchas medallas y reconocimientos. ¿Cuál ha sido el momento más significativo como atleta y por qué?
Uno de los momentos más importantes, obviamente, fue llegar a los Juegos Olímpicos en 2004. Aunque tengo muchas medallas mundiales, ser subcampeona del mundo en Madrid, España, en 2005 y ganarle a la que estaba invicta —bicampeona olímpica de China— fue un logro muy significativo. También, cuando fui abanderada en los Juegos Centroamericanos de 2006 y gané oro. Me dieron la bandera limpia y la devolví dorada.
Eres reconocida como una de las pioneras del taekwondo femenino en Puerto Rico. ¿Qué significa para ti haber abierto camino para otras mujeres en este deporte?
Para mí es un enorme orgullo y también una gran responsabilidad. Hay que mantenerse siempre dando un buen ejemplo, haciendo las cosas bien y motivando a tantas niñas y mujeres a que las metas se pueden lograr.
¿Cuál ha sido tu mayor reto como atleta?
El mayor reto en mi carrera fue enfrentar un caso de hostigamiento sexual con quien fue entrenador nacional y luego presidente de la federación. Tuve que retirarme forzosamente, ya que al principio no se tomaron las medidas adecuadas. Fue una situación muy difícil.
¿Qué te motivó a hablar de ello públicamente y cómo afectó tu carrera y tu vida personal ese proceso? ¿Sientes que el sistema te protegió o que te falló?
Lo que más me motivó fue evitar que otras chicas pasaran por lo mismo. En ese momento se acercaba una competencia, y ya había pasado en dos ocasiones; no quería que ocurriera una tercera. Realmente siento que el sistema me falló. Por eso aún sigo alzando la voz.
¿Qué te motivó a fundar IDS Taekwondo Academy y qué esperas seguir logrando a través de ella?
La academia abrió en 1993, hace 31 años. Quienes me motivaron a fundarla fueron mis padres. Con ella pude ayudar a pagar mis estudios. Aunque ahora le dedico todo mi tiempo, en aquel entonces aún competía, así que tenía que balancear los estudios, el entrenamiento y la administración de la academia.
Ahora estás del otro lado, como mentora. ¿Cómo es tu relación con los estudiantes que entrenas? ¿Ves en ellos el reflejo de tu propio camino?
Mi relación con los estudiantes es excelente. Me gusta exigirles, pero también crear un ambiente seguro en el que puedan confiar en mí. Quiero que se sientan como en casa y que, además de ser su maestra, puedan verme como una buena amiga.
Fuiste exaltada al Salón de la Fama del Taekwondo Internacional en 2013. ¿Qué representa ese reconocimiento para ti y qué crees que dice sobre tu legado?
Ser exaltada al Salón de la Fama fue uno de los logros que más me llenó de orgullo. Es un honor y un privilegio, porque representa el reconocimiento al sacrificio de muchos años. Que eso haya sido valorado en mi isla lo hace aún más especial.
Puerto Rico ha cambiado mucho en el ámbito deportivo en las últimas décadas. ¿Crees que ha mejorado el apoyo, la visibilidad y las oportunidades para atletas como tú?
Sí, ha mejorado mucho el ámbito deportivo, pero todavía se puede hacer más. Hay recursos, y aunque son mejores que antes, aún hay mucho espacio para mejorar.
Después de tantos logros, tu historia sigue inspirando. ¿Qué sigue para Ineabelle Díaz?
Seguir aportando a mi pueblo, a mi país y, sobre todo, a los niños y jóvenes, fomentando valores, enseñando con el ejemplo y ayudando a formar mejores seres humanos a través del deporte.
Ineabelle Díaz no solo ha dejado una huella imborrable en el taekwondo, sino que se ha convertido en una fuente de inspiración para todas las generaciones que han seguido sus pasos. Con cada medalla, con cada lucha, demostró que el deporte es más que competencia: es resiliencia, es desafío personal, y sobre todo, es un medio para transformar tanto la vida de quienes lo practican como la de quienes los rodean. Hoy, desde su academia en Dorado, Ineabelle continúa compartiendo su legado, enseñando que, más allá de los triunfos, lo que realmente importa es la dedicación, el trabajo en equipo y la pasión por lo que uno hace.
Su historia sigue siendo una inspiración, una prueba de que, aunque el camino pueda ser arduo, siempre hay espacio para quienes se atreven a luchar por sus sueños.
Gracias a mi Master Ineabelle por mantenerte fuerte y continuar con el deporte que tanto amas. Mentora de muchos de nuestros atletas, veo como le brillan los ojos cuando sus estudiantes entrenan, y ver su cara de felicidad, es tremendo sentimiento. Me encanta pertenecer a su academia, porque fomenta los valores y principios, disciplina y respeto, ah! y lo más bonito es ver esa unión que tenemos como padres, con los profesores, y con Ineabelle directamente. Es un placer!
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